No tengo perdón de Merlín... un mes y medio después, por fin me digno a contaros cómo fue mi último día en mi amada ciudad de acogida con mi más amada familia de acogida.
En parte creo que no lo he contado antes porque no creo que estuviera preparada, era revivir otra vez el momento, lo cuál no me hace demasiada gracia ya que, os podéis reir de mí, ha sido uno de los peores días que he pasado. Más adelante entraré en detalles.